Una píldora de desahogo de un ciudadano corriente y moliente ante la desidia y el despilfarro institucional

27 enero 2006

Definición de desidia


Pocas definiciones pueden ser más acertadas que el texto que a continuación se reproduce para averiguar el significado de la palabra desidia. Nadie va a dimitir. Nadie va a asumir la responsabilidad. Esto ya es todo un culebrón con protagonistas pero sin culpables.

26-1-2006
Diario El Correo
Edición Vizcaya
TERESA ABAJO/BILBAO
Omisión en cadena
La petición de colocar un semáforo en la avenida donde se registró el atropello mortal recorrió los vericuetos de las instituciones durante siete años
Cinco cartas, cuatro informes, dos actas del consejo de distrito de Basurto, cinco planos, una enmienda presupuestaria y una pregunta a la Diputación. La documentación aportada en los últimos días por el diputado de Obras Públicas y Transportes y el grupo juntero del PP permite reconstruir, con significativas lagunas, el recorrido que siguió en la Administración la solicitud de instalación de un semáforo en la avenida Montevideo. Una actuación modesta que durante años pasó casi desapercibida. Deambuló por los despachos y apareció en la Prensa lejos de los titulares, en cartas al director.
El 30 de octubre de 1998 se presentó la primera solicitud por escrito en el registro del Ayuntamiento de Bilbao. La firmaba Luis Llaguno, un ciudadano que incluso hizo un dibujo del cruce donde se observaba que el semáforo estaba «a veinte metros» del paso de cebra. La peligrosidad de la zona ya era evidente para los vecinos y para la Policía Municipal, que la mencionó en varios atestados.

LOS ACUERDOS DEL CONSEJO
Las advertencias siguieron su curso al ritmo que marca el papeleo. Casi dos años después, el 15 de junio de 2000, la comisión técnica del consejo de distrito de Basurto solicitó al área de Circulación «la colocación se semáforos en la carretera Basurto-Castrejana 11 y avenida Montevideo 11». Eusebio Melero, entonces presidente del consejo, firmó la carta dirigida a la concejala Isabel Sánchez Robles. La propuesta se llevó al pleno del organismo el 19 de octubre.
En aquella sesión se trataron muchos asuntos. Se solicitaron, por ejemplo, más equipos de telealarma; un nuevo servicio bibliotecario; aceras para la carretera Basurto-Castrejana y asfalto antirruido para la calle Fray Juan. El acta recoge la demanda del semáforo en las últimas páginas, entre peticiones de barandillas, biondas y señales de limitación de velocidad.

¿POR QUÉ NO LLEGÓ?
En su andadura por los pasillos del Ayuntamiento, la propuesta quedó atascada entre dos áreas, Circulación y Obras y Servicios. La primera no tardó en reconocer que consideraba «necesaria la instalación de semáforos», si bien precisó que «los viales pertenecen a la Diputación». Sánchez Robles propuso que se incluyera en el proyecto de remodelación de la plaza Aita Donosti.
Pero la solución no parecía tan sencilla. Obras y Servicios advirtió de que los semáforos afectaban «a una zona alejada» del ámbito de actuación de la plaza. La concejala de Circulación insistió en que era «de sumo interés» trasladar la solicitud a la Diputación, pero la distancia entre las dos instituciones resultó demasiado larga, lo bastante para que se perdiera por el camino. La petición no llegó a remitirse de manera oficial al Departamento de Obras Públicas y Transportes.
La alerta llegó a la institución foral en diciembre de 2001 a través de una enmienda del PP a los presupuestos. El juntero Jesús Isasi propuso destinar una partida a la «urgente adecuación de la avenida Montevideo ante la situación de abandono y la frecuencia de accidentes que se producen en el barrio». La enmienda fue desestimada. PNV y EA votaron en contra y el resto de los grupos se abstuvieron. Tres meses después, el PP hizo una pregunta sobre el tema. El entonces diputado de Obras Públicas, José Félix Basozabal, aludió a los planes para cambiar el trazado de Feve y a las actuaciones de Bilbao Ría 2000 previstas en la zona.

AHORA, RÍA 2000
La sociedad encargada de los grandes proyectos urbanísticos, tan alejada de un semáforo en la mente de los ciudadanos, también ocupa un lugar en este laberinto. En julio de 2002, cuando preparaba la reordenación de Basurto ante la llegada del tranvía, presentó el proyecto de conexión de la calle Gurtubay con la avenida Montevideo. La Diputación le pidió un plan de semaforización, en el que se incluyó la señal luminosa que demandaban los vecinos.
La luz seguía en rojo cuando se inició esta legislatura, ya con Eusebio Melero como diputado de Obras Públicas e Ibone Bengoetxea en la concejalía de Circulación. En noviembre de 2003, la Diputación comunicó a Ría 2000 que el semáforo, «en caso de instalarse, por criterios de seguridad para los peatones deberá colocarse en ambas márgenes de la N-634 y no sólo en una de ellas». Además, advertía de que podía suponer «un obstáculo añadido para el tráfico» de la carretera general.

NUEVE MESES DE PARÓN
En respuesta a esta carta, la sociedad pública informó en enero de 2004 de que «se ha decidido suprimir el semáforo previsto en el paso de peatones de la avenida Montevideo». ¿Quién lo hizo y por qué? No son las únicas preguntas sin respuesta. ¿Se comunicaban el Ayuntamiento y la Diputación? El 30 de diciembre de ese año, una comunidad de vecinos presentó otro escrito en el Consistorio en el que volvía a reclamar medidas de seguridad vial en la zona. La institución foral asegura que no lo recibió hasta nueve meses después.
El asunto se derivó a las reuniones que habían empezado a mantener ambas instituciones para analizar los 'puntos negros' de la ciudad. Mientras tanto, los vecinos se acostumbraron a cruzar con precaución y con desaliento. Algunos continuaban expresando sus quejas en los periódicos. El pasado 3 de enero, en respuesta a una de ellas, Bengoetxea afirmaba que «en estos momentos se están ajustando los ciclos para permitir la semaforización del cruce». Esa misma mañana, una furgoneta se saltó el paso de cebra y acabó con la vida de dos hermanos de cuatro y siete años. El semáforo se instaló diez días después.

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