Una píldora de desahogo de un ciudadano corriente y moliente ante la desidia y el despilfarro institucional

02 octubre 2007

Brigada Azkuna. A por el Mercado de La Ribera

Estamos con el pequeño comercio. Sí, señor. El mercado de abastos más grande de Europa se va a quedar medio vacío. 600.000 euros para farolas en la plaza Zabálburu (sin rotonda) si tenemos para gastar.
Y del dinero prometido por el consistorio a los afectados por las obras de dicha emblemática plaza no se ha visto un céntimo.
¿Cuántos comercios han tenido que echar la persiana en Bilbao, Sr. Alcalde?
¿Cuánto dinero desperdicia y delpilfarra el consistorio, Sr. Azkuna? Porque ejemplos nos sobran, señor mío. Esta humilde bitácora da fe de ello. A lo mejor es que hay que sufragar el derribo del viaducto de Sabino Arana o la Supersur. Toda una apuesta por el transporte público ¿eh?

24-9-2007 Pequeño comercio. Cornudo y apaleado
10-9-2007 Farolas de Bilbao. Esculturas de diseño con un justiprecio
17-10-2006 Pequeño comercio en Bilbao. Ejemplo sangrante
8-10-2006 Donde hay comercio, hay vida. Donde había pequeño comercio está mas soso
17-1-2006 Estamos con todos. El grandote y el pequeñín
15-1-2006 El pequeño comercio contento
13-1-2006 Impulsando el pequeño comercio
5-1-2006 Hay campañas que me encantan

2-10-2007
Diario El Correo
Edición Vizcaya
JOSÉ MARI REVIRIEGO
j.m.reviriego@diario-elcorreo.com
La Ribera exige a los puestos adelantar el 25% de la reforma
El mercado de Bilbao cerró ayer el plazo para que los comerciantes se pudieran apuntar al proyecto de obras, a 4.600 euros el metro
Comienza la hora de la verdad para el mercado de La Ribera. Como estaba anunciado, la plaza de abastos de Bilbao cerró ayer a los comerciantes el plazo para pagar un adelanto y apuntarse a la reforma del edificio, un proyecto que ha vivido etapas de cambios y profunda incertidumbre desde su presentación oficial, allá por junio de 2004. Aunque el período de inscripción ha finalizado, los gestores de La Ribera y el Ayuntamiento -promotor también de la restauración- evitaron ayer confirmar el número de minoristas que ha puesto su firma y su dinero en la ambiciosa operación.
Para cumplir el trámite, los titulares de los puestos estaban obligados a abonar de su bolsillo el 25% del coste total de la rehabilitación o bien acreditar que han iniciado el proceso para solicitar un préstamo con el que afrontar los pagos. Por este mismo motivo, la gerencia y los propios comerciantes eran ayer reacios a hacer cábalas sobre la cifra de colegas que habrá ratificado su apuesta por la reforma integral de La Ribera, un dato que podría hacerse hoy público. Por término medio, el precio del metro cuadrado de un puesto nuevo en el mercado reformado les sale a 4.611 euros, tras la última actualización del presupuesto general -ronda los 18 millones de euros, financiados en su mayor parte por los tenderos-.

Un referéndum
La asociación de vecinos del Casco Viejo Bihotzean calculó ayer que «el mega-proyecto dejará fuera a más del 50% de los actuales comerciantes». La agrupación pidió un referéndum en La Ribera sobre la rehabilitación de un mercado «de toda la vida», donde teme que ahora «suban los precios» del producto fresco, bandera de la plaza.
Otra cosa será saber cuánta superficie representan los partidarios de la reforma, pues no es lo mismo una pescadería o una carnicería que la venta de setas o el puesto de una aldeana, por poner un ejemplo. Como tampoco lo son sus expectativas de negocio ni, seguramente, su disponibilidad económica, aunque las ventajas del nuevo mercado teóricamente les beneficien por igual. Estas son algunas de las razones que dividen a los 121 comerciantes de La Ribera sobre la oportunidad y ventajas de una reforma de gran calado.
A falta de confirmación municipal, la rehabilitación consistirá en una nueva distribución: la planta baja se convertirá en zona de carga y descarga, la pescadería subirá al segundo piso -hoy lugar de exposiciones- y el resto de gremios -carnes y frutas, entre otros- se quedará en el primero, donde está. La segunda pata de la obra se basa en la modernización de unas instalaciones que, según ha dicho el alcalde, Iñaki Azkuna, en uno de sus reiterados avisos, «no aguantan una inspección sanitaria».

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