Quito, pongo, quito, pongo...

No. Este titular no es un nombre del enésimo baile tropical allende los mares. No por conocido y “superado” este hecho sigue siendo indignante, enojoso y vergonzoso. Esa zanja, esa acera, esa curva, esa esquina... ¿terminarán alguna vez? ¿cuántas veces se ha levantado? ¿cuantas tapado? Tiren nuestro dinero. Nos sobra...
¿coordinación de gas, comunicaciones, agua, etc.? ¡ja! Creo que nunca he visto esa anhelada coordinación. Si es que si abrimos 6 veces una calle, va a haber algunos que van a ganar dinerito contante y sonante. Y rapidito.
Véase la calle Doctor Areilza. Que hace honor a su nombre y siempre requiere de algún facultativo urbano que arregle sus eternos achaques.
En la foto dos señores con traje y corbata evitaron salir en la foto. El corto pero sincero y espontánero diálogo fue asi:
- Cuidado que salimos en la foto.
- Quito, pongo, quito, pongo. Hay que denunciar.
- Ahí, ahí.
Cuando dije lo de quito pongo ya empezaron a sonreir. Sonrisas cómplices. Todos sabemos que significa que una calle no se acabe nunca de urbanizar porque se levanta tan a menudo en un espacio de tiempo tan corto que pierdes la cuenta.
El “glorioso” día de inauguración de esta bitácora (un 23 de diciembre de el año pasado) publiqué la entrada Las baldosas se mueven. Y lo que te rondaré morena...
Por cierto, que nadie me venga diciendo que asi hay trabajo. Porque entonces nos haremos todos obreros. Todo ese dinero despilfarrado creo yo que encontraría incontables usos más óptimos para la ciudadanía. Creación y apoyo a empresarios para empezar, limpieza y acondicionamiento de bosques, instalación de paneles solares en todos los tejados y un larguísimo etcétera. Y es que encima luego vienen diciendo los ayuntamientos con lágrimas en los ojos que tienen problemas para financiarse. Por favor, un respeto.