Pues si. Porque con semejante panorama o te ríes o te tiras a la ría. Mientras tanto en la caja tonta darán 100 noticias sobre el macrobotellón planeado por la juventud imbécil en Castrojeriz o Minglanillas del Pisuerga.
No tienes excusa. Todos. Jóvenes y menos jóvenes, mayores y más mayores. Hipotecados, inquilinos, propietarios. Los de la cuenta vivienda también...
Aunque si usted es un cincuentón palillero especulador estará paseándose en su todo terreno recién comprado por esos pisos que le está costando vender. No creo que aparezca en el Ayuntamiento a las 19 horas de éste sábado...
P.D.:
Se admiten disfraces, cacerolas, silbatos, pancartas, tambores y todo aquello que vuestra imaginación tenga a bien contar con tal de que se nos haga notar. El frotar se va a acabar...
El frotar de las palmas de alguno digo...
Más info:
En la sección El Ladrillazo a la derecha de su pantalla.
18-6-2006
El Mundo
NEGOCIOS INMOBILIARIOS
PACO 'EL POCERO': DE LAS ALCANTARILLAS AL CIELO
Francisco Hernando comenzó construyendo alcantarillas, no sabe escribir y jamás ha leído un libro. Hoy este constructor madrileño levanta en la localidad toledana de Seseña una ciudad de 6.000 millones de euros, tiene la mejor flota de 'jets' privados de España y su yate supera en eslora al 'Fortuna' de la Familia Real.
Esteban Urreiztieta / Palma
Lee con dificultad, no sabe escribir y levanta una ciudad de 6.000 millones de euros. A sus 57 años Francisco Hernando regenta un imperio labrado en las alcantarillas de Madrid y que encuentra su máxima expresión a media hora de la capital.
En medio de la nada. En el desierto que se extiende a ambos lados del kilómetro 33 de la Carretera de Andalucía. Paco El Pocero, como se le conoce en el sector inmobiliario, construye allí, ante la estupefacción de los miles de conductores que circulan a diario por la zona, la mayor urbanización jamás contada. Decenas de gigantescos bloques de pisos de ladrillo visto expuestos a un sol de justicia. Un total de 13.508 viviendas que van a transformar la localidad toledana de Seseña, limítrofe con la Comunidad de Madrid, en una capital de provincia con más de 80.000 habitantes. Un negocio que alcanzará un volumen, cuando esté terminado, que rondará los 6.000 millones de euros y cuyo creador lo ha planteado con vocación de eternidad. Residencial Francisco Hernando, reza el cartel que preside la mayor obra privada de la Historia de España.
Hernando levanta la urbanización más grande jamás construida. Tiene el mayor yate con bandera española de cuantos surcan las aguas de Baleares. Vuela a bordo del mejor jet privado del mundo. Le acaba de dar calabazas a varias candidaturas a la presidencia del Real Madrid. Y pleitea por quedarse con el puerto deportivo más selecto del Mediterráneo: el mallorquín de Puerto Portals. Eso, sin haber pisado una escuela. Sin haber leído un libro. Sin ser capaz de tomar una sola nota. Llamando «toballa» a la toalla de toda la vida.
Su megayate Clarena, de 46 metros de eslora, adquirido por El Pocero hace dos años, deja en mantillas al Pitina II del presidente de ACS, Florentino Pérez, o al Alcor del dueño de Ferrovia,l Rafael del Pino, amarrados junto a él en Mallorca. A bordo de esta embarcación con mayor eslora que el mismísimo Fortuna de la Casa Real y rodeado de ejemplares de su biografía (Pasión de Construir), se asoma orgulloso el hijo de Pedro Hernando, un pocero del Madrid de posguerra; y de Filomena Contreras, que redondeaba la economía familiar revendiendo el material sobrante de una churrería. Nació en la calle Cantueso, en pleno corazón del barrio de Tetuán de las Victorias, en una planta baja alquilada de dos habitaciones en la que se hacinaba con sus cuatro hermanos.
El propietario de aquel «cobertizo», como lo denomina El Pocero, les retiró la vivienda a los tres años de nacer el constructor y la familia al completo tuvo que hacer la mudanza. Sumidos en la pobreza más absoluta, los Hernando se tuvieron que trasladar a un patio. El de la casa de su tío en la calle de Pinos Bajas. Su padre lo cubrió con uralita y durante cinco años aquel fue el único techo que les acogió. Debajo, ni habitaciones ni cocina. Una chabola diáfana en la que permaneció cinco años toda la familia. «¡Cómo voy a tener estudios si lo primero que tenía que hacer era sobrevivir!», explica Hernando con la vehemencia que exhibe sin tapujos como carta de presentación. Confiesa haber metido su brazo «hasta el codo» en los montones de basura en busca de algo que revender. Haber recogido cereales en los solares donde ahora se levanta la Plaza de Castilla. O haber hecho de repartidor de una carnicería de la calle Goya. Pero subraya orgulloso que nunca llegó a pedir limosna.
En ese ambiente dio sus primeros pasos empresariales el dueño de un holding que en los próximos días presentará oficialmente unas cuentas que arrojan una facturación de 177 millones de euros y unos beneficios antes de impuestos de 109 millones. Del Grupo Francisco Hernando pende la joya de la corona, la empresa Onde 2.000, la madre del residencial de Seseña. Para Hernando trabajan a diario unas 3.000 personas. De ellas, más de un millar está en nómina con contratos que no descienden en ningún caso de los 1.400 euros netos mensuales.
Presume de haber logrado su primer empleo con ocho años al pie de una boca de riego de Vallecas. Allí empezó cogiendo propinas por llenar cántaros. Poco después amplió el negocio al construirse un carro con el que recorría las calles vendiendo agua. Con 14 años fue contratado por la constructora Urbis. Su cometido, saciar la sed de los cientos de obreros que en 1959 construían lo que hoy se conoce como Moratalaz. Su sueldo, 80 pesetas a la semana. Fue entonces cuando entró por primera vez en contacto con el oficio que le haría multimillonario.
Su padre consiguió mejorarle las condiciones colocándole de ayudante suyo con un sueldo de 120 pesetas semanales a cambio de meter en un torno la tierra que expulsaba la construcción de las alcantarillas de la Glorieta de Quevedo. «Me hacía bajar a los pozos, a las alcantarillas de desagüe, a los colectores, para que me impregnara de unos olores que no se me quitaban ni en meses».
Empredió en solitario tres obras que le consagraron como «maestro pocero», titulación otorgada entonces por el Ayuntamiento de Madrid. Poco después se enfrentó al reto que le consagró en la profesión: una gasolinera de Villaverde que estaba a punto de echar el cierre porque los tanques de combustible se le llenaban de agua por culpa de una corriente subterránea. El drenaje diseñado por Hernando puso fin al problema y le reportó el primer millón de su vida.
Sin embargo, su «vocación», dice, siempre ha sido la de construir viviendas. Materializó su primer «sueño» con 20 años. Un edificio de ocho plantas y 32 viviendas en la Avenida de la Albufera de Vallecas. Pero no empezó a ganar dinero de verdad hasta que se construyó Mercamadrid. Entonces se percató de que no había nadie para transportar las mercancías e invirtió cuanto tenía en un camión. La entonces joven promesa de la pocería no tuvo ningún reparo en hacer portes. Así hasta que logró montar una flota de ocho vehículos que le permitió comprarse, ya casado con una costurera de Cortefiel, un piso. La primera vivienda de su vida con ducha. Su parque móvil fue creciendo hasta alcanzar una cuarentena de caminones y una treintena de hormigoneras, lo que le permitió el primer lujo de su vida: un yate, Lady Mónica, en honor a su hija pequeña, que le costó 1.000 millones de pesetas. Tenía entonces, en el año 1985, 40 años.
A partir de ahí sumó a su haber la construcción de urbanizaciones en Boadilla del Monte; un centro comercial en Las Lomas; y un polígono industrial en Villaviciosa de Odón. Invirtió en él todo su patrimonio, tarifó con la alcaldesa del municipio y lo perdió casi todo.
Desde entonces endeudarse es lo único que le quita el sueño. Hasta tal punto de que rechaza las operaciones de leasing. Cualquier tipo de crédito. Todo lo paga al contado. No alquila nada. Sólo subcontrata la colocación del ladrillo visto, la de las cubiertas y la tabiquería. Del resto se encarga él. Incluso del hormigón que emplea, que sale de tres plantas de su propiedad, y de los proyectos de arquitectura, que se fraguan en su oficina técnica. De las estrategias para evadir impuestos, no quiere oír hablar. Renunció a ahorrarse 1.500 millones de pesetas en la compra de su yate. Lo quería pagar al contado, ponerlo a su nombre y que luciera bandera española.
Su resurrección empresarial tuvo connotaciones bíblicas. Una mañana, expuesto al severo sol de Seseña dijo a los suyos que allí levantaría una ciudad. Minutos después de ordenar a su hijo que colgara en una parcela que tenía en la localidad el cartel de se vende; cuando éste se disponía, brocha en mano, a cumplir la orden de su padre; decidió empezar a poner ladrillos en la zona y no ha parado hasta ahora. Primero, varias viviendas. Luego, 800 chalés pareados. Quienes le tacharon de loco enmudecieron cuando vieron que en dos años lo tenía todo vendido. Las primeras casas salieron a la venta en 2000 por 16 millones de pesetas cuando nadie pensaba que aquella zona fuera siquiera habitable. Ahora ya se están vendiendo por 50. La fiebre de Seseña le llevó a poner encima de la mesa del Ayuntamiento el proyecto que ahora se recorta en el horizonte. Dejando tras de sí una interminable estela de acusaciones de corrupción por la recalificación de los terrenos, los pisos han comenzado a llenarse.
El residencial que lleva su nombre le ha vuelto a dar oxígeno y se encuentra pletórico. Tanto que el pasado verano decidió comprar el puerto deportivo donde atraca su megayate. Preguntó quién era el dueño, le contestaron que la familia alemana dueña de la empresa de electrodomésticos Teka y de la Grifería Buades. Sin mediar palabra y en pleno mes de agosto abordó a Klaus Graf allí mismo. Le dijo que quería el puerto y que pusiera un precio. El magnate alemán improvisó un contrato y acordó con El Pocero la venta de la concesión administrativa por 110 millones de euros. Al ver el escrito, los abogados de Hernando se llevaron las manos a la cabeza y luchan ahora en los tribunales por quedarse el puerto pero por nueve millones de euros, que es lo que sostienen que vale. La juez ha embargado la sociedad que lo explota después de que Hernando depositara un aval de 33 millones de euros. A expensas de que se produzca una resolución judicial, El Pocero dice que ya el puerto es suyo.
Su último capricho es otro jet privado. El cuarto avión de su compañía. El Global Express, una máquina con autonomía para recorrer 15.000 kilómetros sin repostar. Más que un jumbo. Una flota que cedió a la familia del diestro Ortega Cano y a la que sumó un avión de carga alquilado por él mismo para el ataud de La Más Grande.
Le acusan de ser íntimo de Eduardo Zaplana y de José Bono. La última de las acusaciones en lo que respecta a Bono proviene de Esperanza Aguirre. El primero le recompensó con la Medalla de Oro al Mérito al Trabajo y el ex ministro de Defensa no objetó nada al ver la ciudad de Seseña. Él se defiende diciendo que ni construye en Valencia ni les debe un solo favor. Si ahora vendiera la mitad de la ciudad que ha levantado viviría lo que le queda de vida como un pachá. Lo propio harían sus cuatro hijos. Pero se niega. Dice que si no trabaja se muere.
Actualización:
1-8-2007
Diario 20 minutos
Paco 'El Pocero' pone a la venta tres de sus cuatro jets privados
20MINUTOS.ES. 01.08.2007 - 11:24h
Francisco Hernando, conocido como 'El Pocero', ha puesto a la venta su negocio de jets privados. El polémico constructor de Seseña solo conservará un aparato que componen su flota: un Global Express valorado en 50 millones de euros, según publica La Razón.
Los aviones que desde hoy están disponibles en el mercado libre son reactores: dos Lear 60 , cuyo precio de catálogo es de 13 millones de dólares, y un Challenger 604 -28 millones-.
Los primeros tienen capacidad para siete pasajeros y el Challenger 604, para nueve.
La crisis urbanística que afecta al sector inmobiliario, principal negocio de Hernando, es una de las causas que apunta el rotativo para justicar la decisión de este.
La situación del constructor también es delicada : Hernando recibió en 2003 la autorización para construir un macro proyecto urbanístico, 13.000 viviendas en el pequeño municipio toledano de Seseña, en Toledo.
Sin embargo, el alcade de Seseña, Manuel Fuentes (IU), no aprobó las licencias y presentó una denuncia por el trato de favor de la Junta de Castilla-La Mancha hacia Hernando.
El caso llegó el año pasado a manos de la Fiscalía Anticorrupción , que debía decidir si se habían producido realmente irregularidades en el proceso de adjudicación del nuevo PAU previsto en Seseña.
Y yo añado lo siguiente:
Ha suspendido la publicación de su “periódico” (propaganda pura y dura de sus promociones inmobiliarias) La Voz de la Sagra. Su proyecto de cadena de radio, asi como otra de televisión también se han ido al carajo. Y es que apenas ha vendido un 30% de su Manhattan de Seseña. Una auténtica burrada sin saneamientos, agua, ni equipamientos. Si se vendiese la promoción completita y todos los habitantes abrieran el grifo a la vez dejarían sin agua a todo Toledo...
Y es que aunque uno construya mucho ha de pagarlo, lo venda todo o no.
1 comentario:
tus huevos pocero!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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