Comencemos por el principio ¿Por qué existe el viaducto?
Pues la razón de su construcción fue la de dotar una vía de entrada y salida a la urbe.
¿Cuál es el porcentaje de vehículos privados (turismos específicamente) que usan dicha vía? Nos encantaría saberlo, porque con 80.000 vehículos/día usando el vial es un dato interesante.
Gente que va a grandes zonas comerciales promocionadas por el Gobierno Vasco. Otros trabajando en Bilbao tienen vivienda «con playa y piscina» en Castro Urdiales u otra población cántabra. Otras personas usan su propio coche porque la estación de bus, metro o tren les deja a media hora andando por lugares sin siquiera aceras, de un hermoso polígono industrial.
En fin. El precio de la vivienda (en una de las poblaciones españolas con menos alquileres), la promoción hasta la náusea de grandes zonas comerciales y la dudosa ubicación de polígonos industriales respecto a las comunicaciones con transporte público, contribuyen a la razón de ser del viaducto.
Los vecinos que viven donde el viaducto pasa a ser carretera reivindican su derribo. Ruído y estética. Suponemos que una amplísima mayoría de ciudadanos afectados compraron sus viviendas con el viaducto a la vista.
Ahora el ruido desaparecerá debido a la disminución del tráfico. O no. Puesto que menos vehículos pueden ir a mas velocidad. No hay problema. Radar y multas.
Ya no tenemos ruido.
Nos queda la estética. Pueden preguntar en Uribarri a los vecinos que viven a menos de diez metros del puente de Príncipes de España. O a los vecinos de Recalde que cuando levantan la vista no ven el cielo. En el peor de los casos les cae desde allí una bobina de acero.
El asunto es que con la millonada que costó la infraestructura es necesario debatir su función. En caso de emergencia ¿no sería deseable que se pudiera usar? ¿Por qué clausurarla como la salida a Juan de Garay o derribarla?
Además como el propio Ayuntamiento reconoce, la vía solo podrá absorber la mitad del tráfico actual. Aquí se nos presenta la alternativa de los Túneles de Archanda (chasco gordo pagado por todos los vizcainitos). No olvidemos tampoco que todo este asunto viene por el nuevo acceso adaptado por la necesidad de la Supersur. Un saludo desde aquí a los paganitos vecinos del barrio de Santa Ana. Grandiosa obra la Supersur que acabará costando al terminarse su construcción mas de 1.700 millones de euros y no la usa ni el 40% del tráfico previsto. Otro éxito de la Diputación. Lo decimos por los constructores, sobre todo. Gran éxito para sus bolsillos.
A ver si nos enteramos. En la ciudad que celebra el Día sin mi coche, la promoción del mismo es mas que sobresaliente. De matrícula de honor, diríamos.
Apunten: la policía municipal recauda en Bilbao 30.000 euros diarios en multas. Sumen OTA, garajes a precios populares, petroleras, seguros, tasas, impuestos, etc. Negocio redondo. Y quienes no tenemos o usamos coche también sufragamos con nuestros impuestos obras grandes, pequeñas y faraónicas de cuestionable necesidad. Y la subvención de los sucesivos planes Renove también.
Que ingentes montones de dinero no se destinen a sanidad, educación, guarderías, transporte público, vivienda social o formación o apoyo a empresas parece secundario.
Por cierto, tiene mucha gracia que queramos vivir en lugares con todas las ventajas y ningún inconveniente. Recordemos que hay gente viviendo en barrios que ha de subir cuestas muy empinadas cuando vuelve del médico o para sacar una puñetera fotocopia. Y se tiran 20 minutos para bajar y media hora para subir. Que el Bilbobús no llega porque no es necesario, según la autoridad competente.
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