Uno de los teatros más bonitos de España, resto del Estado o como quiera que se llame ahora la dichosa piel de toro.
Cierto. El teatro Arriaga es muy bonito. Lo que es menos bonito (por no decir incómodo y descuidado) son los números de las filas de los palcos llamados Paraíso.
Una manita de pintura bien perfilada no les iría mal a las butacas colindantes a las escaleras de acceso a esta zona del teatro. Es que no se ve casi nada.
Vean vuesas mercedes como en la imagen adjunta se aprecia una especie de 3. Gracias a Dios que pudimos verlo y orientarnos. La acomodadora no daba abasto o estaría resolviendo algún urgente menester y/o entuerto, supongo, y no se encontraba por alli a la hora en que llegamos.
El caso es que estaba el Paraíso bien revuelto de espectadores buscando su butaca. Hasta una bella damisela dió muestras de su ágil y apolínea figura como si de una acróbata se tratara. Se retorció detrás de una barandilla como bailando el limbo y se acomodó rauda y eficazmente en su ansiada ubicación. Estuvimos a punto de aplaudirla tal era su destreza. A lo mejor formaba también parte del espectáculo del que nos disponíamos a disfrutar. Nunca lo sabremos.
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