El euskera se estudia, pero no se habla. Y si se hace de un idioma un arma arrojadiza o se le da un uso meramente utilitario e interesado, peor.
Y alrededor de todo esto crece el negocio de potenciar un idioma. Pero potenciar el conocimiento para algunos importa menos.
16-2-2009
El Correo
Edición Bilbao
Cartas al Director
Javier Ayala Martín-Bilbao
Pierde el euskera
El Consejo Asesor del Euskera ha concluido que la clave para potenciar el euskera es la persuasión, sin imposiciones. Desconozco si es una apuesta sincera y real. En cualquier caso llega tarde. Qué duda cabe de que el euskera, por cultura, por su riqueza y por respeto a los que lo han mantenido vivo con tanto mérito, hay que protegerlo e impulsarlo. Está cada vez mas extendido, digamos, institucionalmente, pero, después de 25 años, su uso real por la ciudadanía no aumenta significativamente y es éste el parámetro más importante que puede demostrar si nuestro querido idioma en la práctica se fortalece o no. El que lo hablaba lo sigue hablando, pero el resto se limita a estudiarlo hasta conseguir un duro objetivo (si es que lo logra), para luego relegarlo como venganza por su imposición.
Podemos seguir echándonos la culpa los 'talibanes' a los 'antivascos' y viceversa (según llama el Consejo a las posturas extremas), pero así no vamos a ninguna parte. Un ejemplo: 70 de las 400 plazas ofertadas por Osakidetza en 2006 para auxiliar administrativo se quedarán sin cubrir porque tienen perfil de euskera y los que disponen del mismo no las quieren. Los que, aun sin perfil, han conseguido plaza (muchos con más de 15 años de experiencia), las tienen prohibidas. No creo que consideren esto como persuasión, ni que inculquen a sus hijos mucho amor por la lengua. A la larga, con estas reglas de juego pierde el euskera. Dirigentes, políticos y sindicatos miran para otro lado. Si fueran decentes, veríamos dimisiones.
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