
Parece que la indignación queda mas que patente en las 3 cartas que en poco tiempo se han publicado en este medio de amplia tirada. Al final vemos un artículo publicado en el mismo medio para satisfacción de los indignados. Suponemos que ya en una situación mas calmada y orgullosos al saber que podemos contar entre nuestros gestores con una persona que da cuentas de su cargo de una manera tan clara y transparente. Lo que pone a la defensiva, sin discusión alguna, es en las dos primeras misivas los pintorescos plazos de notificación de las multas.
Y lo de la tercera carta ya es que no tiene sentido alguno. 2+2 cuatro, pese a quien pese. Como cuando llegó la carta del Ministerio del Interior a aquellos padres para que pagasen cierta cantidad de dinero para sufragar el gasto de la valla en la que se mató su hijo. La burocracia es asi de recta siempre y en todo caso. No nos cabe duda.
7-10-2006
Diario El Correo
Edición Vizcaya
CARTAS AL DIRECTOR
El radar de Artaza
Alberto Martínez Gárate/Santurtzi-Vizcaya
El radar cercano a los túneles de Artaza es el que más multas ha puesto de España en lo que va de año. ¿Quiere esto decir que aquí conducimos más rápido que en cualquier otra parte? Pues menos mal que no lo han puesto en el mismo centro de Bilbao La cosa no es para tomársela a broma pues está suponiendo un grave quebranto de muchas economías familiares. El hecho de que sea el radar más recaudatorio de la posguerra sólo se puede deber a los condicionantes de su ubicación y actividad. Me explico: A) 60 km/h es una velocidad prudentemente necesaria en la curva de marras, pero no más de 100 metros antes. De hecho habría que saber cuántos de los 21.000 conductores multados derraparon en la curva, ¿alguno? B) El radar, evidentemente, no ha estado funcionando con la misma contundencia hasta el mes de marzo, fecha a partir de la cual, sin previo aviso, se le desató una especie de locura fotográfica (de nada sirve que me lo pongan ahora todo fosforito cuando los atracos ya han sido perpetrados). C) Las multas se han notificado con el retraso suficiente -cuatro o cinco meses- para que todos los confiados conductores tuvieran tiempo de ser multirreincidentes. D) Todo esto se ha hecho con alevosía, antes de que la entrada en vigor del nuevo carné por puntos hiciera más prudentes a todos los conductores. Quizás alguien no quiso dejar pasar la última oportunidad de hacer caja.
En definitiva, toda una labor de fina estrategia, no dejando además que el dispositivo funcionara en periodos diarios demasiado prolongados, para impedir que el número de multas fuese de tal calibre que desbordara la capacidad de gestión de Tráfico o fuera a provocar un escándalo. ¿A quién hay que felicitar? ¿Puede alguien explicar el destino de lo recaudado? ¿Servirá para corregir la curva? ¿Cómo van a seguir recaudando si proceden a la retirada de los carnés que llevan implícitas muchas de las multas?
11-10-2006
Multas preventivas
José Manuel Armolea Vázquez/Berango-Vizcaya
Quiero felicitar a Alberto Martínez por su carta 'El radar de Artaza' (6-10-06), porque a mi entender aglutina las opiniones de miles de conductores que se sienten, como yo, estafados. Me considero un conductor prudente pero a la vista de los hechos que cometí entre marzo y junio (comunicados entre 4 y 5 meses después) parece que voy a acabar en la cárcel. No voy a entrar en si merezco o no las cuatro sanciones que me han llegado de golpe. Lo que quiero denunciar es que los responsables sabían que todo esto se podía evitar y no lo han hecho, de manera totalmente intencionada, dándonos una idea de la bajeza moral de nuestras autoridades de Tráfico. Qué fácil habría sido avisarme en marzo de que había cometido una infracción.
Se llenan la boca diciéndonos que es por el bien de todos, que las multas sirven para prevenir, y avisan de las mismas con meses de retraso para pillarte y recaudar más. Tan simple como eso. Que no nos vendan otra cosa. Aquí no vale con aprender la lección. Nos castigan y castigan hasta que no nos queda un duro. Me gustaría que alguna autoridad, tal y como pide nuestro amigo Alberto, nos diga a qué se va a destinar ese dinero que nos están robando. Somos muchos los que hemos sufrido este repentino afán recaudatorio y no podemos quedarnos de brazos cruzados. Hay que perseguir a los infractores, pero cuando se pueden evitar las infracciones, el deber de las autoridades es hacerlo.
12-10-2006
Mundo feliz y lento
José María Ibáñez Aguirre/Artziniega-Álava
Soy un hombre nuevo. A mis últimos logros sociales (lenguaje no sexista y desprecio por el tabaco) he de añadir el del amor a la Seguridad Vial (así, con mayúsculas). Y todo gracias a lo que le pasó a mi imprudente esposa, que ha sido denunciada por circular con su vehículo lleno de nuestros hijos a la pasmosa velocidad de 56 km/h donde la limitación era de 50 km/h (1 km/h más del permisivo 55 km/h legal). Ante tal obscena celeridad no tuvieron más remedio que practicarle la prueba de alcoholemia ante la asustada mirada de mis retoños, más tranquilos cuando el test dio 0. Ahora pagaremos gustosos los cien euros que se quedarán en piadosos 70 por pronto pago, renunciando así por ley a toda tentación de protestar, alegar o patalear, y con gratitud por no haber sido privados de los pertinentes puntos o el tan necesario permiso. Recorreremos los 30 kilómetros que separan nuestra localidad de las oficinas de Tráfico, en aproximadamente una prudente hora, con la mirada fija en nuestro velocímetro.
Se abre una nueva era, la de tolerancia cero a los muertos por accidente de tráfico, y nosotros hemos puesto nuestro granito de arena. Pero hay algo que me desconcierta: ¿A qué venía la abochornada actitud del ertzaina que puso la sanción? ¿Por qué esas innecesarias disculpas tipo 'cumplo órdenes'? No importa. Tarde o temprano también erradicaremos a estos subversivos que parecen dudar en el cumplimiento de su sacrosanto deber.
8-10-2006
Recaudación de vidas
ANDONI ARRIOLA /DIRECTOR DE TRÁFICO DEL GOBIERNO VASCO
Cuando se quieren criticar los controles de velocidad y el uso de radares se utiliza a veces, tanto en medios de comunicación como en ámbitos privados, el argumento de que es un mero instrumento de recaudación de las administraciones de Tráfico. Y tienen razón: nos gusta recaudar. El objetivo de esas medidas de control es aumentar la recaudación... pero de vidas salvadas y de lesiones medulares evitadas, de familias no destrozadas por la pérdida de un ser querido, de menos gastos sanitarios en recuperación de heridos, e incluso de menos horas de atascos en carretera causados por siniestros.
En materia de seguridad vial está casi todo inventado. En el País Vasco, Gobierno vasco, diputaciones y ayuntamientos, junto con algunos organismos privados, trabajamos de forma conjunta y ordenada a través de un Plan Estratégico de Seguridad Vial que concluye este año y que dará paso a un nuevo programa para los años 2007-2010. Estos planes aprovechan las mejores iniciativas de nuestro ámbito y de los líderes mundiales en seguridad vial como Holanda, Gran Bretañas o Suecia. Nuestra propia experiencia y la de esos países avanzados dicen que el control permanente, y en especial la vigilancia de los límites de velocidad es la herramienta más eficaz para reducir accidentes.
En el País Vasco hemos conseguido, entre todos y además en pocos años, no sólo bajar la velocidad media de circulación y calmar el tráfico, sino extender el rechazo social hacia los que se dedican a correr por encima de lo permitido. Acortar tiempo en los viajes ya no es, en general, motivo de orgullo entre familiares y amigos. Asimismo existe una opinión generalizada de que se circula más despacio y con mayor respeto a las normas y señales y en definitiva a los demás usuarios de la carretera. Se puede afirmar que hemos progresado en seguridad vial de forma significativa.
Todo ese cambio se ha traducido, por ejemplo, en la recaudación de 96 vidas que habríamos perdido en las carreteras interurbanas de Euskadi si en 2005 hubiésemos seguido con la tendencia y el comportamiento al volante de hace una década.
Quizás sea en parte inmoral cuantificar el valor de la vida humana. Pero nos puede ayudar a considerar la importancia de este cambio. La Unión Europea introdujo en 1997 como valor oficial de la vida humana la cifra de un millón de euros al analizar la relación coste - beneficio de la acciones en Seguridad Vial. Sin pararnos a actualizar ese valor, podemos afirmar que el año pasado en el País Vasco hemos ahorrado 96 millones de euros.
Es una cifra significativa pero pequeña si la comparamos con lo que realmente vale la vida de un hombre o una mujer, desde el punto de vista puramente humano. Los que han sufrido directa o indirectamente una tragedia en la carretera no necesitan más explicaciones. Los demás se pueden hacer cargo sin añadir otros argumentos.
Volviendo al control de la velocidad y al uso de radares para vigilar el comportamiento de conductores y conductoras, llama la atención que la supuesta impopularidad de esos aparatos de vigilancia no debe ser tal si nos fijamos en algunos datos. Por ejemplo, el radar fijo de la BI-637, situado en el barrio de Artaza (Leioa-Bizkaia) y que este año ha sido el más activo con 21.000 multas hasta septiembre revela que sólo 1,2 de cada 1.000 vehículos que pasan por allí son denunciados por exceso de velocidad. El resto de usuarios de esa vía, un 98,8 %, circula en general a una velocidad adecuada.
Creo que tiene que ser tranquilizador que la mayoría del tráfico transcurra en condiciones de seguridad y que sólo un pequeño segmento de los que utilizan el volante infrinja las normas. Nuestro objetivo es que el conductor o conductora que incumple reiteradamente salga de la carretera, tenga un tiempo de reflexión y de reeducación y pueda volver a conducir cuando haya demostrado su voluntad de respetar a los demás y respetarse a sí mismo.
Esa es básicamente la terapia que nosotros desde el Gobierno vasco apoyamos a través de los planes estratégicos y que se está viendo impulsada con el nuevo carné por puntos. Los radares no dejan de ser la cirugía, generalmente dolorosa, dentro de esa terapia de la seguridad vial que incluye, por supuesto, acciones preventivas como la educación vial, la información al usuario o la mejora de las infraestructuras, por ejemplo.
Estamos por el buen camino y mientras la investigación o la experiencia no nos digan lo contrario seguiremos utilizando los radares como herramienta de prevención de accidentes. Vamos a seguir por tanto en ese empeño de recaudar vida.