Estos ya son únicos e irrepetibles.
Os aseguro que es un caso real.
De un tiempo a esta parte hubo una vez un aumento considerable de vehículos rayados. Puertas, aletas, laterales y todas sus variantes rayadas con objeto punzante. No uno, ni dos, ni tres, ni cuatro coches... bastantes más. La cosa parece ser que sucedía en plena noche.
La madre de un vecino afectado decidió hacer guardia nocturna, esperando al macarrilla, borrachuzo, o chalao ocasional, pero reincidente. ¿Quién sería el simpático?
Pues mire usted, resulto ser un padre de familia, hecho y derecho.
Para mas inri, vecino del mismo portal. La madre avisa al hijo. Este baja a la calle, coge al personaje de las solapas y no lo laminó de milagro.
Ver para creer.
O sea, este elemento pertenece al género de los chalados, muy variado y a la vez singular.
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