Por si alguno o alguna todavía pensaba que el afán recaudatorio es cosa de broma aqui tenemos otra prueba más del esfuerzo de las instituciones por llegar a cotas mas altas. En lo que a hacer caja se refiere.
Para que las cuentas cuadren hay que multar más, incluso llegando a prácticas punitivas de dudosa eficacia para hacer más seguro el tráfico en la CAV.
De hecho, como ERNE afirma si cada vez hay menos multas puede ser que el ciudadano se haya concienciado de su actitud en la conducción y sea mas correcto y riguroso. En fin. ¿Dónde está la labor preventiva? Me temo que derrotada por la punitiva. El afán recaudatorio inasequible al desaliento en su misión de vaciar el bolsillo al ciudadano es hecho innegable.
12-2-2007
Diario El Correo
Edición Vizcaya
ÓSCAR B. DE OTÁLORA/ A. DE LAS HERAS/BILBAO
a.delasheras@diario-elcorreo.com
o.b.otalora@diario-elcorreo.com
Responsables de Tráfico exigen a sus ertzainas que impongan un mínimo de 120 multas al año
Interior atribuye la medida a un intento de «apurar la calidad» y los policías se sienten «coaccionados»
La Unidad de Tráfico de la Ertzaintza en Vizcaya exige a sus agentes que impongan un número mínimo de 120 multas al año, según denuncia el sindicato Erne. Esta política empezó a aplicarse el pasado mes de marzo cuando la jefatura se entrevistó de forma individualizada con varios ertzainas para achacarles su «bajo rendimiento» por haber puesto «pocas» sanciones en comparación con la media de sus compañeros, que superaba el centenar. El Departamento de Interior admite que el jefe de la Unidad de Tráfico envió a los agentes el año pasado una carta recordándoles la cifra de denuncias que habían registrado y comparándola con la del resto de sus compañeros. Esta misiva volvió a enviarse a comienzos de 2007 a los agentes de la unidad, aunque, en esta ocasión y según la consejería que dirige Javier Balza, incluyendo una apelación a que «apuren la calidad».
Según las informaciones aportadas por Erne, el mando insinuó a sus subordinados en los distintos encuentros que se han celebrado hasta la fecha que adoptaría otras medidas en caso de que no incrementaran su 'productividad'. Algunos de los policías afectados -una docena de los cerca de 150 que integran el grupo- interpretaron sus palabras como una amenaza velada de «represalias», y se sintieron «coaccionados». Meses después, a comienzos de este año, se les anunció una «restructuración» de los grupos de trabajo, que ellos consideran una nueva medida de presión. Este cambio de destino, según la central mayoritaria en la Ertzaintza, se realizó sin respetar las normas internas y aplicando criterios que contravenían los acuerdos firmados para la estabilidad de la plantilla.
Sin respuesta
Erne considera esta campaña para exigir más productividad a los ertzainas de Tráfico es un «disparate» y cree que podría incluso incurrir en una «ilegalidad», ya que existe un «régimen disciplinario» al que los mandos deben recurrir cuando creen que existe un escaso rendimiento. El sindicato ha enviado varios escritos al Jefe Territorial en Vizcaya, al Jefe de División y a otros responsables de la Ertzaintza, informándoles sobre este asunto y pidiendo que intervengan. Hasta la fecha, según han insistido los responsables de la central, no se ha sido recibido ninguna respuesta.
En opinión de los representantes de los ertzainas, el Departamento de Interior busca cuadrar «estadísticas y números» y conseguir la 'Q de calidad'. «La Policía no tiene que ser represiva, sino preventiva; no nos pueden pedir que vayamos a la caza del infractor», se queja un ertzaina de Tráfico. «Esto no es la Michelín, que tiene que fabricar 250 ruedas al día». «La locura llega al punto de que si en Semana Santa suben los accidentes, nos echan en cara que no hemos puesto suficientes controles», denuncian. El pasado mes de septiembre, la Ertzaintza instaló un control en el interior del túnel del Txorierri porque estaba lloviendo, algo que, según Erne, «atenta contra las normas de seguridad».
La orden de alcanzar el número de 120 multas anuales esconde, según los denunciantes, un «efecto perverso», ya que si se aumentara el número de denuncias, también crecería esa cifra media y generaría un «círculo vicioso». «Queremos trabajar, y que como consecuencia de nuestra labor -prevenir, no castigar-, se reduzcan los accidentes y no al revés. Si lo hiciéramos bien, tendrían que ir reduciéndose poco a poco las denuncias», protesta un agente.
En ese ratio de 120 multas no se incluyen las de rádar de velocidad o los controles de alcoholemia. La mayoría de las infracciones que denuncia la Ertzaintza en carretera son administrativas, esto es por circular sin seguro o sin carné de conducir, o bien porque el vehículo no ha pasado la ITV; las sanciones puramente relativas a tráfico resultan minoritarias.
Por otra parte, la central considera que a la hora de elevar la actividad de los ertzainas para que alcancen las cotas de multas propuestas se están produciendo prácticas dudosas, ya que se está llamando a trabajar a agentes en día libre a los que se les paga un plus especial. Este tipo de 'horas extras' fue diseñado inicialmente para reforzar los servicios de seguridad de los agentes ante la amenaza terroristas ante la escasez de plantilla de la Policía autónoma. «No tiene mucho sentido llamar a la gente en día libre para poner multas, aplicando un sistema que inicialmente se diseñó para aumentar la seguridad de los agentes», consideran.
Cuando con soberbia y una prepotencia sin límites, te paran y multan por llevar el carné caducado apenas unos días con 200 euros, solo queda lamentarse y pensar que son una banda de...
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