Voy a publicar unas entradas sobre libros que ayuden a entender el singular devenir en los últimos años de la sociedad española. Para que cada uno los lea, saque sus conclusiones y coloque a los personajes que conforman los libros, al lugar que les corresponde.
De todas formas estos libros tendrán sus propios enlaces en la sección Biblioteca en el conjunto de enlaces que hay a la derecha de esta bitácora.
Zaplana. El brazo incorrupto del PP
Grimaldos, Alfredo (Foca)
Precio:16 € ($20,15)
ISBN: 8495440946. ISBN-13: 9788495440945
(26/10/2007).
Sinopsis:
La obsesión por el poder político y la búsqueda del enriquecimiento económico personal han sido las dos constantes de la carrera de Eduardo Zaplana. Su participación en las escandalosas cintas del caso Naseiro no impidió que llegara a la alcaldía de Benidorm, con el imprescindible voto de una concejala tránsfuga y, posteriormente, a la presidencia de la Generalitat valenciana y al Gobierno de Aznar. Las elecciones del 14 de marzo de 2004 cortaron su imparable ascenso y le convirtieron en uno de los principales valedores de la “teoría de la conspiración”. Ahora, se enfrenta a un futuro incierto. En este libro se desentrañan las turbias tramas de servidumbre e intercambio de favores con dinero público que ha ido tejiendo para alcanzar sus objetivos. Varios de sus más estrechos colaboradores están imputados en diversos procedimientos judiciales. Julio Iglesias, el 'Pocero' y otros grandes promotores inmobiliarios son algunos de los amigos de Zaplana directamente beneficiados por su gestión al frente de las instituciones públicas.
Entrevista de Pascual Serrano a Alfredo Grimaldos en Mundo Obrero (marzo 2008):
Entrevista Alfredo Grimaldos, autor de Zaplana. El brazo incorrupto del PP:
“He llegado a la conclusión de que este sistema está completamente podrido”
El Corte Inglés lo retiró de sus estanterías, el Circulo de Bellas Artes no aceptó que se presentará en sus instalaciones, CNN + suspende a última hora una invitación al autor. Pero están a punto de venderse ya quince mil ejemplares del libro Zaplana. El brazo incorrupto del PP, de Alfredo Grimaldos (Foca), una cifra nada fácil tratándose de un ensayo.
Y es que estamos ante un trabajo fruto de un año de investigación entre Madrid, Benidorm, Alicante, Valencia e, incluso, Cartagena, donde nació Zaplana y de donde es originaria su familia. Grimaldos ha reconstruido la trayectoria desde que era un estudiante de Derecho con un expediente poco modélico. Después, cómo se casó con la hija de uno de los magnates hosteleros de Benidorm, Miguel Barceló, y, a partir de ahí, comenzó su ascenso político, primero alcalde de Benidorm, después ministro de Trabajo con Aznar y hoy portavoz del Partido Popular,. El resultado es una antología del latrocinio y la desvergüenza, el ejemplo vivo de un sistema político, judicial y mediático podrido, como bien dice el autor. Cómo cambiarlo es otro cantar, Grimaldos ya ha logrado mucho con sacarlo a la luz.
Sin duda el relato de tropelías y corrupción que se desvela en tu libro es sorprendente. ¿Imaginabas algo así cuando empezaste a investigar el tema?
Estaba claro, desde el principio, que éste era uno de los personajes menos recomendables del actual panorama político. Precisamente por eso decidimos hacer un libro sobre él. Es la quintaesencia de la podredumbre de este sistema, un individuo sin ideología, que sólo busca el enriquecimiento personal y el poder. Ya lo advertía él mismo, al principio de su carrera, en las cintas del Caso Naseiro. No tiene nada que ver, por ejemplo, con un ultraderechista clerical clásico, como Acebes. Si Zaplana hubiera caído en las filas del PSOE, podría haber sido un Luis Roldán o un Rafael Vera.
¿Ha habido alguna reacción por parte del protagonista o de su partido?
Oficialmente, ninguna. Tampoco he tenido noticias, de momento, por vía judicial. Sí tenemos constancia de que Zaplana ha movido todos sus tentáculos para evitar que el libro tuviese eco en los medios de comunicación. Obviamente, la devolución de los ejemplares por parte de El Corte Inglés es una consecuencia de esa presión. Por otra parte, no hemos podido presentar el libro en el Círculo de Bellas Artes, donde se hacen todas las presentaciones de la editorial FOCA. En esta ocasión, por primera vez en la historia, responsables del Círculo dijeron que no era recomendable hablar de esta obra allí.
¿Crees que es un hecho aislado en la política española? ¿Tiene parangón en otros políticos u otros partidos?
Nada más empezar su carrera política, Zaplana, con poco más de treinta años, ya dice, en las cintas del Caso Naseiro, que necesita mucho dinero para vivir y que se quiere hacer rico, mientras trapichea con la recalificación de un solar para comprarse un Opel Vectra con su mordida en esa operación. Después, accede a la alcaldía de Benidorm sin ganar las elecciones correspondientes, comprando a una concejala tránsfuga del PSOE. Allí comete todo tipo de irregularidades, pero eso le permite llegar a la Generalitat, donde las operaciones turbias con dinero público se incrementan con muchos ceros. A pesar de que muchos de sus más íntimos están imputados en hechos delictivos y de que a él le salpica por todas partes la sombra de la corrupción, se convierte en ministro de Aznar... Todo esto es consecuencia de un sistema político sobre el que los ciudadanos no tienen el más mínimo control. Zaplana forma parte de una casta que legisla en su propio beneficio. No hay que olvidar que es íntimo amigo de Pérez Rubalcaba, a pesar de los sainetes que ambos montan en el Congreso. Y también de Bono, con quien comparte el cariño y los favores de un individuo como El Pocero.
¿Piensas que desde el sistema judicial, la oposición política y los medios de comunicación se ha hecho todo el esfuerzo para denunciar, investigar o pedir la aclaración de todo lo que relatas en el libro?
La Justicia está para perseguir a los pobres y a los insumisos. Ni los amigos del Rey, ni los banqueros, ni los políticos van a la cárcel. Los procedimientos judiciales contra los personajes poderosos se eternizan y una legión de abogados de renombre se encarga de embarullar estos asuntos. Por otra parte, son muy pocos los jueces que quieren complicarse la vida. Sólo hay que ver el caso de uno de los antiguos aliados de Zaplana, Carlos Fabra, imputado en un multimillonario fraude a Hacienda. Ya son ocho los jueces que han participado en la instrucción del asunto, y todos ellos huyen de Castellón, donde Fabra es el todopoderoso cacique local.
¿Qué le dirías a quienes sacan como conclusión que la política es así de miserable y que está llena de individuos que sólo buscan enriquecerse con ella?
Que tienen toda la razón del mundo. Este sistema está completamente podrido. Hay mucha mayor cercanía entre los políticos profesionales del PSOE y los del PP que entre éstos y sus votantes respectivos. Ellos no se muerden, vociferan mucho, pero no están dispuestos a permitir que haya la menor transparencia. La podredumbre de uno se tapa con un dossier sobre las corruptelas del otro. La Transición fue una gran mentira y una absoluta estafa. No hubo ruptura democrática y se montó un tinglado que sirve para que los ciudadanos estén cada día más desinformados y con menor capacidad de decisión sobre cualquier cosa.
¿Entonces, según tú, no tiene ninguna opción para rebelarse el ciudadano? ¿Quizás otros partidos? ¿No votar?
La pregunta es difícil. No hay fórmulas mágicas y tampoco es cuestión de dar consejos a nadie. Yo, desde luego, no soy nada aficionado a las urnas, tal como está montado aquí el asunto. He utilizado la papeleta muy pocas veces. La primera vez que tuve ocasión de hacerlo –no tenía edad para votar o abstenerme en 1977- fue en el referéndum de 1978, y voté “no” a la constitución monárquica. Pienso que lo fundamental para la izquierda es volver a intentar construir un movimiento cívico organizado, como lo había al final del franquismo, pero para eso hay que pelear también contra las burocracias sindicales y de todo tipo. Las estructuras políticas y sociales de izquierda, bastante sólidas, que existían durante la Transición fueron liquidadas desde arriba, para limitar la participación del ciudadano a un simple voto cada cuatro años. Además, todo el sistema –circunscripciones electorales, Ley D’Hont, listas cerradas...- está concebido para institucionalizar un bipartidismo en el que se reparten los papeles de policía bueno y malo. Cuando puede más el miedo que el asco, parte de la abstención se convierte en votos del PSOE y ganan las elecciones personajes como González o Zapatero. E Izquierda Unida se pone a la cola, con muy poca autonomía. Y ¿qué hace el PSOE? Es decir, la derecha no franquista: poner en funcionamiento el GAL, aumentar la financiación pública del nacionalcatolicismo, liquidar la radiotelevisión pública... y desarrollar la misma política económica que podrían en práctica los otros. Pienso que hay que trabajar para intentar que exista un pensamiento más crítico y mayor participación popular al margen de las instituciones.
¿Cuál puede ser la razón para que el PP siga considerando a Zaplana un valor político a tener en cuenta?
A través del llamado Clan de Valladolid, estuvo muy cerca de Aznar, que todavía continúa proyectando su siniestra sombra sobre el PP. Bendecidos por Aznar, Acebes y Zaplana se convirtieron en los portavoces de la “teoría de la conspiración”, en el caso del 11-M, y Rajoy no fue capaz de librarse de ellos, a pesar de que hay un amplio sector de la cúpula del partido que no los soporta. Sobre todo a Zaplana. Si el PP pierde las próximas elecciones generales, Rajoy, y con él Zaplana y Acebes, quedarán fuera de combate. Zaplana tiene ya un capitalito almacenado, como para no tener que trabajar más, pero a este tipo de personajes les cuesta mucho asimilar, cuando llega el momento, que se han quedado sin poder.
¿Qué falla en el sistema político español para que esto suceda?
Los individuos como Zaplana surgen y medran en el contexto de una sociedad desinformada y acrítica. Su salto a la Generalitat lo dio en la época del culto a los triunfadores que propició el felipismo, cuando el propio Mario Conde se convertía en doctor honoris causa de la mano del Rey. Tanto en el ámbito político como en el económico, el resplandor del éxito tapa las sospechas de podredumbre, por más fundamento que tengan. Los grandes medios de comunicación se dedican a intoxicar y a silenciar, en sintonía con los distintos clanes de cada partido y con los grandes intereses económicos. Mientras hay votantes acalorados que discuten en los bares sobre si es mejor el PP o el PSOE, un sector de este partido se alía con un grupo de presión del otro para tumbar a uno que estorba de cualquiera de las dos organizaciones. Los partidos son estructuras cerradas sin la más mínima democracia interna. Máquina de mentir. Y al que se sale del sistema lo silencian o lo fulminan.
Como has comentado antes, se ha denunciado que tu libro había sido retirado de El Corte Inglés. ¿Qué más sabes de eso? Ningún periódico se ha hecho eco de esa retirada. ¿Cómo lo interpretas?
En efecto, el libro se retiró, repentinamente, de todos los centros de El Corte Inglés. Delante, incluso, de los clientes, sin esperar a que se acabara la jornada laboral. Parece que la orden llegó desde las alturas y fue fulminante. Después de esto, los primeros días, cuando ibas a pedir el libro, en cada sitio te decían una cosa. Había dependientes que contestaban: pero si estaba aquí, y se estaba vendiendo bien. Otros, más avisados, decían que se había agotado y, además, no se podía pedir. Después, tras la traca que se lió en internet , hicieron el paripé de pedir unos pocos ejemplares. Y ahora, resulta que se puede encontrar en algunos centros, mientras en otros te siguen contando que está agotado en la editorial. Que yo sepa, de los grandes diarios “comerciales”, por decirlo de alguna manera, sólo se hizo eco de esta historia el Levante, de Valencia, hablando, sin precisar el nombre, de “un centro comercial”. Las apabullantes cifras de publicidad que maneja El Corte Inglés tapan casi todas las bocas.
¿Has percibido algún otro boicot o censura al libro?
No sólo he sufrido censura por la parte zaplanista. También me han vetado las vírgenes vestales de la libertad de información, el imperio Polanco. José María Calleja me invitó a participar en su programa “Cara a cara”, de CNN +, y unas horas antes de que viniera un vehículo a recogerme, me llamó la productora, con voz temblorosa para contarme una milonga: que se había “caído” el otro participante, ya no daba tiempo para encontrar un sustituto y se suspendía la grabación. Pero el programa se hizo, con el que iba a ser mi contertulio, que no se había caído de ningún sitio, y con uno nuevo. Al parecer, alguien llamó desde la dirección general de la empresa para decir que yo no podía participar en ningún medio del grupo, por haber escrito sobre Polanco. No sé a qué se referiría. Posiblemente a que en mi libro “La sombra de Franco en la Transición”, recordaba que Rodolfo Martín Villa era ministro del Interior y controlaba todas las tramas fascistas cuando un comando ultraderechista puso una bomba en el diario El País y asesinó a uno de sus trabajadores. Por una paradoja siniestra, Martín Villa es ahora presidente de Sogecable.
O el veto puede estar relacionado con algo que publiqué en el libro “La CIA en España”. Por ejemplo, que cuando Polanco pasó a formar parte de la Comisión Trilateral, lo primero que hizo fue llamar a Joaquín Estefanía, autor del libro “La Trilateral en España” y nombrarle jefe de economía de El País. Estefanía, antiguo maoísta que llegaría a ser director del diario, pidió a su editor, Ramón Akal, que retirara el libro de la circulación, sin conseguirlo.
Han sugerido que el libro es un encargo, se sobreentiende que desde el partido socialista, ¿Qué dices a eso?
Que es absurdo. Y ni siquiera creo que les haya gustado mucho a los profesionales del PSOE. El libro es un proyecto que surge de la propia editorial FOCA, porque consideramos que Zaplana representa todo lo menos recomendable y lo más amoral del sistema político podrido que sufrimos. Y en las páginas del libro aparece, por ejemplo, José Bono, de forma muy poco luminosa. Conseguí hablar con algunos políticos del PSOE, a título individual, como también lo hice con antizaplanistas del PP y con antiguos zaplanistas valencianos hoy pasados a las filas de Camps. Un libro como éste, escrito desde fuera del enjuague institucional, molesta o todos los que se benefician del tinglado político.
¿Cuál de todos los escándalos te ha parecido más impresionante o te parece más destacable?
En este caso, es difícil hacer un ranking de la infamia y la sinvergonzonería. Terra Mítica es un monumento al saqueo del dinero público, pero hay muchos otros episodios elocuentes, aunque la cuantía de la rapiña sea menor. Los detalles que muestran la personalidad de nuevo rico de Zaplana resultan muy jugosos. Por ejemplo, eso de comprarse un piso de quinientos metros cuadrados en el madrileño Paseo de la Castellana, gracias a una hipoteca de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, encabezada por personajes que él nombró a dedo cuando era presidente de la Generalitat. La letra mensual, de más de 8.000 euros, es superior a su antiguo salario de ministro y al de jefe del grupo parlamentario de la oposición. Si a eso le sumas trajes de diseño exclusivo, a unos cuantos miles de euros la tirada, asistente personal, un Porsche Cayenne de 120.000 euros para su hija pequeña... El reloj que enseña en la portada del libro es un Hublot suizo de 18.000 euros. Y tiene más en su colección.
“He llegado a la conclusión de que este sistema está completamente podrido”
El latrocinio hecho política
Alfredo Grimaldos
Leer el libro de Alfredo Grimaldos "Zaplana. El brazo incorrupto del PP" (Editorial Foca) supone un viaje al latrocinio, la corrupción y el saqueo del dinero público en beneficio de un grupo de amiguetes liderados por el que fuera presidente de la Comunidad Valenciana, ministro de Trabajo y hoy portavoz del Partido Popular.
La secuencia de corrupciones es impresionante.
Una Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia que ya va por un coste de 1.000 millones de euros, y sólo el arquitecto Santiago "Calatrava y su gente han ingresado ya, en honorarios, 12.000 millones de pesetas". Las maniobras para controlar los medios de comunicación de su comunidad promoviendo que empresas concesionarias de servicios se vean obligadas a invertir y tomar el control de periódicos y empresas de comunicación. La presencia absoluta del presidente de la Comunidad de Valencia en los informativos autonómicos, contabilizando treinta apariciones en un solo día. Articulistas y opinadores que cobran 600 euros por cada minuto de intervención. Y así es como consigue pasar de un déficit de 200 millones de pesetas que tenía la cadena a su llegada a la presidencia a un gasto de 18.000 millones, entre subvenciones y ampliaciones de capital, sólo en 1999. Y como los valencianos se hartan y se emigran a la cadena pública catalana TV-3, Zaplana inicia una ofensiva para clausurar todos sus repetidores en la Comunidad Valenciana.
Más anécdotas. En París, donde se desplazó en avión privado, "la visita del presidente incluye una estancia de tres horas en el parisino Hotel Ritz -probablemente una siesta-, por la que paga el módico precio de 150.000 pesetas". Una obsesión por la imagen que le llevó a ordenar a su llegada al Ministerio de Trabajo que "le montaran, cerca de su despacho oficial, un gimnasio completo, con yacuzzi incluido, y casi se desmorona el edificio". En mayo de 2000, "Zaplana contrata oficialmente para la Generalitat, a Miguel Maeso, preparador físico y amigo suyo. Hace que lo nombren, por libre designación, técnico de programas de deporte de elite, por lo que recibe una retribución anual próxima a los seis millones de pesetas (…). Su labor exclusiva: mantener en forma al presidente de la Generalitat. Le acompaña incluso en sus viajes oficiales".
Pero el gran fiasco de su presidencia, "la cueva de Alí Baba" como le llama Grimaldos, será el parque temático Terra Mítica. Los pelotazos comienzan con su amigo Eliseo Quintanilla, quien compra unos terrenos en la provincia de Alicante por ocho millones de pesetas, precisamente los que luego son seleccionados para construir el parque y que el empresario venderá por 1.500 millones de pesetas. Otras dos empresas inmobiliarias comienzan a adquirir terrenos rústicos en los alrededores del parque. En la primera de ella encontramos de consejeras delegadas a la esposa de Zaplana y a la madre de ella. La segunda es propiedad del hermano de la suegra del presidente de la Generalitat. La compra fue acompañada de su correspondiente propuesta de reclasificación de terrenos rústicos a urbanizables. Y más coincidencias todavía. Otros terrenos de Terra Mítica se asientan en una zona de "especial protección forestal" que, casualmente, se incendia sin motivo aparente en 1992. El alcalde Eduardo Zaplana nunca repoblará ni rehabilitará ese pulmón verde que terminará siendo hormigón para el parque temático.
Lo que comenzó prometiéndose como un plan que no iba a costar ni una peseta a los valencianos, en 2003 acumulaba pérdidas cercanas a los 200 millones de euros, y en 2004 se produce la suspensión de pagos. Su coste andaba por los 60.000 millones de pesetas y ya en 1999 el tribunal de cuentas valenciano advertía no se sabía el destino de 156 millones. El escándalo es absoluto. La policía descubre que "al menos una decena de firmas que han cobrado del parque son empresas fantasma" y el fraude fiscal se contabiliza en 1'7 millones de euros.
Otro de los escándalos son los contratos de Julio Iglesias, reclutado como embajador de los productos valencianos en el mundo. Según Grimaldos, la Generalitat firma con el cantante un contrato de 375 millones de pesetas, pero también otro clandestino que sube las ganancias a casi mil millones de pesetas. Todo ello aderezado de paraísos fiscales, facturas falsas y hasta un convite previo a un concierto por valor de 87.450 dólares pagado con tarjeta American Express de la Generalitat en un hotel de Estados Unidos. Y mucho más, como el pago de 120.000 dólares del Instituto Valenciano para la Exportación para el aerotaxi que utiliza Julio Iglesias para ir desde Miami a Tokio. A todo ello añadir las inversiones inmobiliarias del cantante en la costa mediterránea.
Y cuando Zaplana llega al ministerio de Trabajo continúa la fiesta, tal y como sigue documentándolo Grimaldos en su libro. "A lo largo de sus dos años escasos de mandato en ese departamento, Zaplana gasta 150.000 euros en viajes en aviones privados". Hasta destinó 55.000 euros para enviar a amigos, colaboradores y parientes cuatro toneladas de turrón. En menos de dos años, gastó 183.000 euros en protocolo, muchos de los regalos son lujosas joyas que ni siquiera Hacienda sabe a quien se destinaron.
Sus campañas de autobombo han sido históricas, basta recordar los 7.207.000 euros gastados en la campaña publicitaria sobre el aumento de las pensiones. Casualmente a la empresa que preside en España Miguel Angel Rodríguez, ex portavoz del Gobierno Aznar. "Las adjudicaciones en contratos de publicidad a lo largo de los dos años escasos de mandato de Zaplana ascienden a más de 63 millones de euros".
El latrocinio hecho política
24-01-2008
javierortiz.net
Zaplana, el brazo incorrupto del PP
Hoy al mediodía me toca presentar el libro de Alfredo Grimaldos “Zaplana, el brazo incorrupto del PP”. Será en un acto en el que intervendrán también –y principalmente– el propio autor y Jesús Ramírez, vicepresidente de la Asociación 11-M, que por lo que parece es buen conocedor del personaje.
Como la gran mayoría de vosotros no podrá acudir al acto, copio a continuación el texto de la que será mi intervención. Es relativamente larga (algo así como un cuarto de hora, según mis cálculos).
Si habéis comprado ya el libro o pensáis comprarlo, os aviso de que la segunda mitad de mi exordio (a partir del punto en que lo anuncio) se corresponde con lo que escribí para el prefacio, así que podéis prescindir de leerlo aquí y reservaros para la versión en papel, si preferís.
En todo caso, esto es lo que diré:
PRESENTACIÓN DEL LIBRO “ZAPLANA, EL BRAZO INCORRUPTO DEL PP”,DE ALFREDRO GRIMALDOS, EL 24 DE ENERO DE 2008, EN MADRID
Estoy aquí en una triple cualidad, ya que no calidad.
En primer lugar, como director de la colección Foca, del grupo Akal, que ha editado este libro.
En segundo término, como prologuista de la obra, labor que hice a petición del autor, y muy a gusto.
Y en tercer lugar (aunque no en último, ni mucho menos) como amigo de Alfredo Grimaldos, al que tengo desde hace muchos años en alto aprecio, como periodista, como crítico musical y como persona.
Voy a tratar de no extenderme demasiado, por más que ésa no sea una de mis especialidades.
Lo primero que tengo interés en comentar es que este libro ha sido objeto de una muy particular persecución. No seré yo quien asigne a El Quijote lo del “ladran, luego cabalgamos” (frase que, por más empeño que he puesto, jamás he encontrado en la celebérrima obra de Cervantes), pero sí podría recurrir a otra cita algo más de andar por casa (y ésta sí, comprobada): “el que se pica, ajos come”.
Don Eduardo Zaplana, caballero no muy andante, paladín de las Tierras Míticas, se ha movido todo lo que ha podido y un poco más para que este libro no esté en los estantes de algunos grandes almacenes que, Opus Dei mediante, profesan pleitesía a su partido y a su persona.
Quisiera decir un par de cosas sobre esos grandes almacenes, que no tengo ningún inconveniente en identificar: hablo de El Corte Inglés.
No sé si se habrán fijado ustedes en que la casi totalidad de los grandes periódicos españoles llevan todos los días una página entera de publicidad de esa gran empresa. Si prestan ustedes atención al contenido de sus anuncios, que puedo asegurarles que le salen carísimos, verán que casi nunca anuncian nada. Dicen cosas tan apasionantes como que están de rebajas (cuando todo el mundo está de rebajas), o que ya es primavera (aunque todavía no sea primavera).
La razón fundamental por la cual esos grandes almacenes se gastan un pastón en anuncios tan triviales (que no sólo salen en los periódicos, sino también en todas las radios, las televisiones, las revistas, etc.) es porque, gracias a esa onerosísima cartera de publicidad, tienen cogidos a todos los medios importantes por salva sea la parte.
Hace escasas semanas hablé con un muy alto responsable de un importante periódico y le conté que El Corte Inglés había decidido no vender el libro de Grimaldos. Que lo estaba boicoteando, sin más. “¡Acojonante!”, me dijo. “¡Hay que sacar algo sobre eso!”
A lo peor es que soy muy mal lector, pero me da que ese periódico no ha dicho ni pío sobre el asunto. ¿Por qué? No lo sé, pero me atrevo a aventurarlo: porque fue convenientemente informado del dineral que podría perder si esos grandes almacenes se le cabreaban y le declararan la guerra.
Quizá algunos de ustedes sepan que fui durante muchos años subdirector del diario El Mundo y jefe de su sección de Opinión, de la que acabé dimitiendo por razones de escandalosa incompatibilidad ideológica. Podría escribir decenas de páginas sobre cómo algunos grandes anunciantes se creen con derecho a interferir en la línea editorial de los medios. ¿Y cómo se creen con ese derecho? Por una buena razón: porque los propietarios de los medios se lo reconocen. ¿Se piensan ustedes que Endesa, o Iberdrola, o el Banco Santander, o el BBVA, o Repsol, o Caja Madrid, o Renault, o la Fiat, patrocinan carísimos coleccionables porque se les cae la baba por las 100 películas del siglo XX, o porque no pueden reprimir su pasión por los grandes museos del mundo, o porque están enamorados de la vajilla de Chillida, el célebre vendepeines de los vientos, o porque quieren compartir con las masas populares la belleza de los cubiertos de Mariscal?
Pagan para tener contrapartidas en forma de noticias bien sazonadas y de editoriales amables. Y para que no se publique lo que no les conviene que se publique.
Hasta para presentar un libro impertinente puede haber problemas. Hoy estamos aquí –y quiero agradecer muy sinceramente la hospitalidad de la Asociación de la Prensa de Madrid, de la que, dicho sea de paso, no formo parte– porque en el lugar donde habitualmente presentamos nuestros libros decidieron, en este caso, precisamente en este caso, ponerse bordes y plantearnos exigencias absurdas, que nos obligaron a mandarles a freír espárragos.
La vida está muy complicada. Créanme.
Hechas estas precisiones iniciales, que he creído de rigor, aprovecharé la ocasión para recordar lo que ya escribí para el prólogo del libro, y así, cuando ustedes lo compren (cosa que deben hacer sin falta, porque es bueno), se habrán ahorrado parte del trabajo.
Recordé para la ocasión mi vieja tesis según la cual la principal virtud que debe adornar a un buen estafador es la de parecer un hombre honrado. Más que nada porque difícilmente puede ser un buen estafador alguien que tiene aspecto de estafador.
Es un razonamiento que tiene su peso, sin duda, pero que he acabado por matizar. La experiencia me ha demostrado que tiene excepciones.
Eduardo Zaplana es una.
Zaplana tiene un llamativo aspecto de estafador, dicho sea en términos políticos, sin referencias directas al Código Penal.
Sólo he hablado con él una vez, en un supuesto desayuno de trabajo, pero en aquella hora escasa se mostró tan transparente y unidimensional que no me dejó espacio para la duda. Deduje, porque no me dejó más remedio, que es un hombre extremadamente ambicioso y carente de escrúpulos. Un arribista en estado casi químicamente puro. Exhibía –y sigue exhibiendo– una sonrisa permanente de perfecto descreído, típica de la gente a la que le da igual dos que veinte, siempre que los veinte acaben en su bolsillo. Aparte de eso, tiene un porte de nuevo rico que no suscita mucha confianza, precisamente.
Uno ve cómo se desenvuelve por la vida Rodrigo Rato, con la camisa medio salida y la corbata mal colocada, y se da cuenta inmediatamente de que el dinero le ha sobrado desde la cuna. Uno ve a Eduardo Zaplana tan puesto, tan almidonado, y piensa de inmediato que es un individuo que ha tenido que servirse demasiado de los codos para subir hasta la cumbre.
A lo largo de los últimos 20 años he estudiado a los políticos españoles menos escrupulosos con un interés en parte periodístico, en parte antropológico.
Los he clasificado en diversos géneros, del que el PP ofrece un buen muestrario. (El PSOE también, pero eso podemos dejarlo para otro día, tal vez próximo.)
Tenemos el modelo José María Aznar, funcionarial donde los haya. En cierta ocasión traté de explicarle a Federico Jiménez Losantos que Aznar es un trasunto cutre de Stalin, nacido en otro ambiente y otra época, pero de singular similitud psicológica. Para mí que no me entendió, a juzgar por su airada respuesta. Pero lo tengo más que claro, entre otras cosas porque dediqué varios años de mi vida a estudiar la peripecia vital y la obra de Josif Visiaronvich Djugashvili, alias Koba, alias Stalin. El georgiano era un bajito acomplejado (como Aznar), machista y amigo de los chistes zafios sobre mujeres (como Aznar), aficionado al vino (como Aznar), resentido con los intelectuales y los oradores brillantes (como Aznar), desconfiado y reservado (como Aznar) y muy hábil en el juego sucio de pasillos (como Aznar).
Por fortuna, nos ha tocado vivir en un tiempo y un país en el que los destierros en Siberia no se llevan, por razones históricas y geográficas, que, si no, a saber desde dónde escribiríamos unos cuantos.
Otro modelo de dirigente del PP es el que aporta Ángel Acebes. Acebes es un Tomás de Torquemada de nuestro tiempo, no demasiado actualizado, a decir verdad. Exhibe una determinación sectaria que resulta francamente inquietante. Fanáticos hay en muchos partidos, pero pocos de perfil tan unívoco y decidido. Para mí que resulta un activo electoral extraordinario, pero para el PSOE. Supongo que debe de haber cientos de miles de votantes dispuestos a tragar carros y carretas con tal de impedir que este hombre, que se crece con los años, llegue al Gobierno.
Tenemos luego el arquetipo de Alberto Ruiz Gallardón, tan pulcro, tan aparentemente moderado y tan transversal, que le dicen ahora. A mí me asusta como el que más, pero parece que al gran público no. Los especialistas en prospectiva electoral del propio PP consideran que su estilo es el que tiene más porvenir. Lo razonan así: «La derecha de aspecto puro y duro, como el de Esperanza Aguirre, tiene más apoyos en Madrid, pero suscita un fuerte rechazo en otras zonas con fuerte incidencia electoral. No será nunca una buena candidata a la Presidencia del Gobierno. Gallardón, en cambio, puede llegar a serlo.»
Como recoge Alfredo Grimaldos en este libro, Alberto Ruiz Gallardón llegó a recomendar a la dirección de su partido que marginara a Eduardo Zaplana, a la vista del resultado de las investigaciones internas sobre el llamado caso Naseiro que el hoy todavía alcalde de Madrid coordinó. No tuvo éxito. Y no lo tuvo porque, más allá del inconfundible aspecto de «relación peligrosa» que tiene el cartagenero, es un conseguidor nato. Le rodea una amplísima cohorte de estómagos agradecidos.
Él ha funcionado así desde que empezó a despuntar en política y a manejar fondos públicos: no es que beneficie sistemáticamente a sus fieles; es que se gana fieles y más fieles a base de beneficiarlos sistemáticamente. Cada vez que ha encontrado un obstáculo, ha tirado de la chequera. No de la suya personal, que en sus orígenes políticos estaba en blanco, sino de la de las sucesivas administraciones por las que ha pasado.
Zaplana es otro género de político español muy típico. Tiene tan claros sus objetivos personales como nebulosos sus postulados ideológicos. Está en la dirección del PP porque las cosas le vinieron dadas de una determinada manera, pero podría haber llegado a hacer carrera en el PSOE (o al menos a intentarlo) si se le hubieran presentado de otra forma. Del mismo modo que siendo murciano se travistió de valenciano para hacer carrera (sin ni siquiera esforzarse por aprender la lengua autóctona, pese a haber prometido que lo haría), de político ha ido deambulando entre unas premisas y otras con total desenvoltura, según las conveniencias del momento. Es el perfecto representante de la broma que gastaba Groucho Marx: «Estos son mis principios pero, si no le gustan, tengo otros».
Él lo que tiene es que reparte. Y eso cae muy bien entre los beneficiarios.
El trabajo que ha hecho Alfredo Grimaldos en este libro responde punto por punto a las premisas de aquello que en tiempos llamábamos «periodismo de investigación».
Ahora el supuesto «periodismo de investigación» consiste en que tal ministro, este subsecretario o aquel otro director general telefonea a un periodista amigo y le filtra tales o cuales documentos, que el otro publica con gran alharaca, como si se hubiera roto los cuernos para conseguirlos, cuando lo que está haciendo es funcionar como una extensión del gabinete de prensa de su benefactor.
Lo de Grimaldos se sitúa en las antípodas. El autor de este libro, aquí de cuerpo presente, ha invertido muchos meses en hacerse con la documentación adecuada y en perseguir las fuentes con una tenacidad casi detectivesca, obteniendo a menudo la información con sacacorchos, al modo en que se practicaba el periodismo de investigación antes de que el gremio del que ambos formamos parte se convirtiera en otra variante más del funcionariado.
Eso es meritorio. Pero no lo es menos que haya acertado a contarnos todo lo mucho que ha conseguido averiguar sobre la tragicómica peripecia vital de Eduardo Zaplana con un estilo ágil, ameno y claro, que hace que este libro no sólo se pueda leer de un tirón, sino que sea casi inevitable leerlo de un tirón.
Zaplana es cualquier cosa menos un personaje histórico. Pero el relato de su singular biografía nos conduce por los subterráneos de la España pícara, sin cuyo conocimiento es imposible entender el funcionamiento de la España eterna.
Descendidos a ese oscuro submundo, comprobarán ustedes que Alfredo Grimaldos les sirve de guía certero. Créanme.
Muchas gracias.
http://www.javierortiz.net/jor/apuntes/zaplana-el-brazo-incorrupto-del-pp
23-3-2007 Los nuevos amos de España
Querido Krollian :
ResponderEliminarNo te fíes mucho de según qué editoriales. En FOCA han publicado auténticos libelos Iñaki Anasagasti y politicastros de ese pelaje.
Evaristo:
ResponderEliminarLo que cuenta este libro son hechos. Y eso es innegable. Escaso lugar para la duda hay en este caso.
Las andanzas de Benidorm ya las conocía, mis padres llevan años yendo por allí, en esas grabaciones decía "yo me he metido en política pa forrarme". Y lo de la transfuga ... qué decir, como lo del tamayazo, así que cuando salió lo de la madre de Pajín, la mayoría de la pipol de Benidorm se partían el eje ante la indignación del PP ...
ResponderEliminarYo creo que los ciudadanos tenemos lo que nos merecemos, sin mas.
Y en Valencia, que se preparen, porque viene etapa dura, tienen la tasa mas alta de paro y subiendo sin cesar, cuando se empiecen a meter en las contabilidades de las empresas, cajas de ahorro e instituciones los desmanes urbanísticos que no se han vendido y posiblemente no se venderán ...
Y aquí ya empiezan a salir ..., Barrika, Lezama, Álava, ..., te recomiendo, http://cybereuskadi.com/%c2%bfestan-corruptos-todos-los-politicos
Salu2