14 marzo 2012

Farola de reposición permanente. Con centro de gravedad exigente

Zona céntrica, muy comercial, angosta en las partes donde no hay vías de elevado tráfico. Juzgados, estación de tren, accesos al metro, trazado de tranvía, El Corte Inglés y un sinfín de tiendas más, oficinas del ayuntamiento en la Plaza Venezuela, el propio ayuntamiento muy cerca, lugar de alta densidad de locales de restauración y poteo…
Supongo que a todos estos lugares concurren un gran número de ciudadanos y un inmenso número, también, de todo tipo de servicios va aparejado a esta circunstancia.
Ya comentamos en su día que ensanchar, peatonalizar y acotar zonas exiguas de carga y descarga es asunto delicado.
Un dueño de un bar en Santuchu comentaba que al final, tendría que abrir a las 4 de la mañana, para que pudieran descargar la mercancía sin problema. Claro que eso haría que ese horario alteraría la vida de unas cuantas personas, incluida la de los vecinos que llamarían a la policía municipal, para quejarse de los ruidos producidos con gran estruendo (todos sabemos lo que se oye cualquier voz de madrugada en plena calle) a altas horas de la noche.

¡Ah! recordamos también lo que el propietario de una tienda comentó sobre ciertas zonas que pasan de ser calle con calzada a peatonal en un santiamén.
Cuando hay calzada, los peatones circulan por la acera y sin querelo, se fijan en los escaparates y eso hace que entren en una tienda. Cuando la calle es peatonal, no es poca la cantidad de gente que anda por mitad de la misma y pasea. No compra.
Una teoría tan válida como cualquier otra, fruto de la observación y la experiencia. Ojo. No estamos en contra de la peatonalización. Pero aplicarla porque sí, pueno no parece algo muy notable.

Y terminamos anotando otra asunto, si cabe, mas grave señalado en esta humilde bitácora con anterioridad.
Si a una zona se accede por tre vías diferentes y una se peatonaliza, a otra se le ensanchan las aceras y se reduce a la mínima expresión la calzada, a otra se le ponen bolardos, mobiliario urbano y bordillos que invaden al máximo la calzada dibujando extraños cuellos de botella, lo que sucede es que en caso de emergencia, un montón de vecinos van a padecer unas consecuencias nada deseables por este tipo de actuaciones.
Recordemos el clásico derribo a mazazo limpio de bolardos por parte de los bomberos de Bilbao en varias ocasiones o los percances por invasión de la acera por parte de autobuses al realizar giros exigentes en las calles de la Muy Noble y Muy Leal e Invicta Villa de Bilbao.

Dan ganas de espetar a los bienpensantes gestores urbanos de este botxo la pregunta ¿estudias o diseñas? El plano queda genial y las ideitas (que decía Curro Romero) que se les ocurren son abracadabrantes. Muy bonito. Luego vas a la calle y es otra cosa.

14-3-2012
El Correo
T.A. Bilbao
Una farola de la calle Amistad de Bilbao ha tenido que ser repuesta más de 30 veces

La calle Amistad de Bilbao, en el tramo próximo a Villarías, es una zona de alto riesgo para las farolas. Una de ellas ha tenido que ser sustituida más de treinta veces desde que se peatonalizó la vía debido a los destrozos provocados por los vehículos durante la carga y descarga. El promedio es de un cambio al mes, aunque un día tuvo la desgracia de sufrir dos ataques, mañana y tarde. El precio ronda los 900 euros y el Consistorio reclama el importe a los conductores a través de los seguros.
Los comerciantes y hosteleros de la calle conocen bien el ruido de los topetazos y «la explosión de los cristales al caer. A veces la dejan torcida, pero casi siempre la tumban. Es un peligro porque cualquier día puede ocurrir una desgracia», advierten. La siguiente farola, justo al final de la calle, también sufre destrozos y ha sido sustituida recientemente. El Ayuntamiento afirma que no se pueden cambiar de lugar y apela al «civismo» mientras baraja «medidas de protección». Los comerciantes piden bolardos y se quejan de que la calle peatonal «no se respeta. La zona de carga y descarga siempre está llena y por eso entran furgonetas y camiones. A veces tenemos dos hileras de coches delante de la tienda».



Actualización:
En la misma mañana del viernes, día 16 de marzo de 2012, a la papelera que se encuentra al lado de una de las farolas aficionadas a tirarse a la piscina (utilizando el símil futbolístico) también le ha tocado independizarse de su fijación al suelo. Véase la lamentable estampa.

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