El PPSOE se masajeó el genitalismo inflando la burbuja inmobiliaria

En Tienda de ultramarinos se hace un pequeño gran análisis de las promesas y declaraciones de políticos significados, mientras se inflaba la burbuja inmobiliaria hasta que hizo pum.


¿Por qué se vota a partidos políticos que fomentan la especulación de una necesidad como es la vivienda?
Misterio profundo.


Aqui tienen un extracto del artículo que recopila citas impagables, de quienes dicen que nadie podía prever la burbuja inmobiliaria y su posterior estallido.


A la mitad de la década era ya un clamor en internet y fuera de la red. Burbuja.info (entre otros foros) lo anunciaban hacía tiempo. Los telediarios abrían con noticias anunciando el aumento del precio de la vivienda con cifras de dos dígitos comenzando con el uno. La Plataforma por la Vivienda Digna tenía asumido el fenómeno como su propio nombre indica. Salarios que eran habituales que equivalían al pago del 80% de un alquiler. En fin...


Que había que estar ciego, sordo y mudo (como los tres monos, pero metamorfoseados en uno sólo como el famoso lubricante en spray) para no enterarse de nada de lo que estaba pasando. Y lo que es mas grave, lo que pasaría después. Hola. Estamos en 2012 y vamos directo hacia los 6.000.000 de parados.


En este artículo pretendo desmontar la falsa excusa esgrimida por la clase política de que nadie podía prever el fin de la burbuja inmobiliaria con sus dramáticas consecuencias, o incluso de la existencia de la misma, tantas veces negada o presentada eufemísticamente como un ciclo alcista o sobrevaloración.


Para ello, citaré artículos de altos cargos del Partido Socialista cuando estaban en la oposición durante los años 96-2004 en los que veían muy claro el problema de la burbuja que se estaba gestando en nuestro país, y los compararé con las medidas (nulas) que aplicaron una vez llegaron al poder. No citaré ningún artículo posterior por la sencilla razón de que, pese a haber escrito de forma prolífica antes de las elecciones de 2004, una vez estuvieron frente al Gobierno —y a la vista de las jugosas cuentas— dejaron de considerarlo un problema y prefirieron seguir alimentando la vorágine del ladrillo. (En realidad el último artículo “duro” es de Miguel Sebastián en junio de ese año, dos meses después de la investidura; quizás antes de decidir que preferían dejar las cosas como estaban.)

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