05 junio 2009

¡Más acera! y los coches a dos ruedas

Seguimos con la política de la propagación de la acerosis.
Una enfermedad urbana e institucional con múltiples consecuencias. Y como toda enfermedad, al huésped (la ciudad) se le sacrifica.
¿A quién consultan para acometer semejante ejecución de cuellos de botella? ¿Cuántos vecinos saben realmente lo que va a pasar con sus calles cuando la obra finalice? ¿Se tiene en cuenta la labor de especialistas de cine capaces de poner un vehículo a 2 ruedas para poder circular?
Seguimos cuadrando el círculo de otra maniobra más para contribuir al sagrado afán recaudatorio.
Ensanchamos las confluencias de dos calles con orejetas de 5 metros de ancho. Después ensanchamos un lado entero de la calle. Mas tarde ensanchamos las orejetas hasta que tienen la extensión de una plaza de barrio.
¿Los vehículos, que ocupaban la calzada metamorfoseada ya en acera, se evaporan? NO. Ahora gastan aún más gasolina dando vueltas para poder estacionar cerca de donde vive su dueño/a.
En el caso de Santutchu (como todo el mundo sabe es barrio de vecinos con cuentas corrientes de 6 ceros a la derecha por lo menos) se lleva a cabo tal política urbana para que el aparcamiento de El Carmelo vaya llenándose. Visto el éxito de ocupación de tal equipamiento la cosa promete.
Las zanjas son más caras de ejecutar cuando su superficie correspondiente es acera y no asfalto. La parada de taxi de Masustegui ha desaparecido. Auguro que los camiones de descarga y aprovisionamiento del pequeño comercio, realizarán su labor aparcando en medio de la calzada. Se han volatilizado 12 plazas de aparcamiento en superficie por lo menos. Faltan 5 carriles bici y una rotonda... La ciudad amable de la que habla Ibón Areso como recitando un mantra, va tomando forma.
Con la excusa de la promoción del peatón a costa de lo que sea, el Gabinete Azkuna lo que consigue es que los ciudadanos juren en arameo rechinando los dientes muy amablemente.
Felicidades.

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