¿Quién paga los estragos de los atentados? ¿Los autobuses quemados? ¿Si hubiesen matado a quien más quieres qué pensarías?
Sinceramente, tengo 37 años, bilbaíno de toda la vida y ya estoy mas que aburrido y asqueado.
Siempre he pensado que siendo cosa grave el que mata, peor es que aplaude.
Más fácil es destruir que construir.
Todos queremos la paz, pero hay gente que la entiende como la paz de un cementerio.
Y por favor, no empecemos a hacer comparaciones con Irlanda. Alli los crímenes han venido por las dos partes. Aqui son unos pocos contra todos. No hace falta ir fuera mendigando la comprensión del problema. El problema está aqui y la solución sólo depende de nosotros. Terroristas y quienes les apoyan están entre nosotros.
Y de paso ya tenemos ruido de fondo para tapar los problemas del día a día de los ciudadanos y ciudadanas de este bendito país.
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31-12-2006 ¿De qué sirve?
Excelente comentario de Javier Ortiz al respecto del monotema:
ResponderEliminar8-6-2007
¿Gracias? De nada
Un amigo me recuerda el texto de las pequeñas pancartas que muchos norteamericanos colgaron de sus balcones en abril de 1980, cuando fracasó estrepitosamente el intento de rescate de los rehenes que Irán tenía encerrados en la embajada de Washington en Teherán. El mensaje era para el presidente James Carter. Decía: «Gracias por haberlo intentado».
Mi amigo cree que un mensaje semejante podría hacérsele llegar ahora al presidente del Gobierno español: no ha conseguido que ETA deje las armas, pero por lo menos él lo ha intentado.
La comparación no me convence ni poco ni mucho. En primer lugar, porque la tragicómica aventura militar que patrocinó Carter con el nombre de Operación Garra de Águila fue un compendio de ilegalidades, amén de prodigiosamente chapucera. No parece el mejor espejo en el que mirarse.
Y en segundo lugar porque tampoco está tan claro que Zapatero lo haya intentado realmente.
No dudo de que le habría gustado intentarlo. Supongo que, cuando se puso manos a la obra, lo hizo pensando en esforzarse cuanto hiciera falta para llevarla a término. Pero, así que chocó con las graves dificultades que se interponían en el camino de su ambiciosa empresa, perdió fuelle. Y no sólo dejó de hacer lo que debería haber hecho, sino que, además, hizo con frecuencia lo que no debía.
Dos son los obstáculos principales que se le pusieron por delante.
El primero, la actitud de la oposición, cerradamente hostil al intento.
Cuando Felipe González se metió –sin demasiado entusiasmo, todo sea dicho– en el berenjenal de las conversaciones de Argel, pudo conseguir que el conjunto de las fuerzas políticas respaldaran la iniciativa con más o menos entusiasmo, asumiendo las posiciones sobre la «salida negociada» que luego se plasmarían en los pactos de Madrid (noviembre de 1987) y Ajuria Enea (enero de 1988). (En el papel que en 1987-1988 jugó el partido de la derecha, a la sazón llamado Alianza Popular, tuvo importancia decisiva la actitud positiva de su entonces presidente, Antonio Hernández Mancha, que refrenó la furia de sus compañeros más reacios. Pero ése es otro capítulo.)
Tampoco encontró ninguna oposición José María Aznar cuando anunció el 3 de noviembre de 1998 que representantes de su Gobierno iban a reunirse con «el entorno del Movimiento Vasco de Liberación», según su propia fórmula. Todo lo contrario: el resto de las fuerzas políticas, empezando por el PSOE, dirigido por Joaquín Almunia, le animaron a seguir adelante.
En cambio, Zapatero se ha encontrado con la enemiga más furiosa de la derecha. De toda la derecha y en todas sus variantes (política, judicial, religiosa, mediática…), dispuesta a no darle el menor respiro y a no pasarle una. Es muy difícil conducir un proceso como ése bajo una presión tan intensa. No sé si podría hacerse tirando por la calle de en medio, con mucho carácter y una determinación férrea. Lo que sí sé es que Zapatero no se atrevió a hacerlo. Lejos de ello, no paró de tirar piedras contra su propio tejado, tratando de aplacar la ira de la derecha.
El otro obstáculo con el que fue a chocar Zapatero lo representó la propia ETA. Según el esquema de Anoeta, se suponía que a ETA le correspondía negociar con el Gobierno de Madrid sólo los aspectos «militares» del conflicto (las condiciones del cese de su actividad armada), quedando para los partidos la discusión sobre las diversas opciones políticas que se plantea Euskadi en tanto que entidad nacional. No fue así. En la práctica, y dijera inicialmente lo que dijera, ETA nunca se atuvo al esquema trazado por Otegi en Anoeta. Ni renunció a tutelar el debate político ni se planteó con sinceridad el cese definitivo de su acción violenta. Con lo cual, tampoco por ese lado podía avanzarse gran cosa en el proceso de pacificación.
De modo que no podemos agradecer a Zapatero haber intentado lo que de hecho nunca llegó a intentar realmente.
El enlace:
http://www.javierortiz.net/jor/apuntes/gracias-de-nada
Lo siento, pero no puedo estar de acuerdo con este señor.
ResponderEliminarY sabes por qué ? Porque él, y otros muchos, se dedicaron a poner a caldo a quienes pensábamos, con razones y elementos de juicio certeros, que esto no iba a salir adelante, y sólo por coincidir con las tesis del PP, partido del cual no soy. Porque no era sólo la gente del PP quien pensaba que el "procesete" ese era, entre otras cosas, una burla.
En la clase periodística, sr.Ortiz-palmero de IU-tertuliano de ETB incluído, muchos se han dedicado hasta ahora a criminalizar al PP por decir lo que decía y pensar como pensaba...y ahora dicen : "no, si es que ya lo decíamos nosotros...".
Todos una recua de interesados, listos y jetas, Javier Ortiz incluído.
Anónimo:
ResponderEliminarAl margen de ideologías y de estar de acuerdo o no con el Sr. Ortiz, podemos pensar en la banda terrorista como un negociete de tomo y lomo.
Hoy mismo aparecía un anuncio en el ADN solicitando 200 escoltas.
¿Podríamos pensar que hay gente que se alegra de que cuanto peor mejor? Pues claro. Como dice Arturo Pérez Reverte, en las guerras el que es bueno es más bueno y el que es malo es malo, malísimo.
Asi que escoltas, Guadias Civiles, Ertzantza, Policía Nacional, políticos de distinto pelaje, fabricantes de explosivos y un largo etcétera (como por ejemplo “restauradores” de terminales como la T4) son todos unos interesados. Todos ganan dinero con ello. Este argumento carece de toda dignidad, porque en todas partes hay personas que son indignas. Alimañas que en diversos grados destruyen la vida. Otros se aprovechan y aplauden de la desgracia ajena.
Supongo que conocerás ese experimento en que gente de la calle sustituía a un verdugo para dar muerte a un reo. Cuando lo hacían sin ver físicamente al reo algunos no se sentían nada culpables. Cuando presenciaban su muerte o cabía la posibilidad de que la presenciaran algunos ni se atrevían a mirarle a los ojos y renunciaban a dar muerte.
Se han escrito ríos de tinta sobre esto. Y lo que nos queda.
En todo caso mantengo las palabras que abren esta entrada.
Hemos dejado atrás la entrada del siglo XXI y parece mentira que aún estemos asi. Como suelo decir, desde que el ser humano se levantó del fango hace millones de años hay cosas básicas en las que no hemos evolucionado ni una millonésima de micra.
Y perdón si no me he ceñido con coherencia a la naturaleza de tu comentario...
Sin problemas, Krollian.
ResponderEliminarY tienes mucha razón en lo de que de esta tETA maman demasiadas bocas en este país.
Un saludo.
Anónimo:
ResponderEliminarEstá ya todo más que dicho...
Gracias por tu comentario...